Hay momentos en mi existencia que no concibo como posibles. Estar lejos de la persona que amo me taladra la cabeza perforándola, dejando salir todo pensamiento calmado, consciente y bello que hay dentro, haciendome parecer una persona que frente al espejo no conozco. El estar aún más lejos significa para mi querer estar sólo lejos, un mal del cual repelo y aunque menor no deja de ser un "mal" que todavía existe, quitándome noches de sueño y regalándome algunos dolores de cabeza.
No concibo ahora querer estar sólo lejos por el simple hecho de no querer estar aún más lejos sabiendo que la distancia me taladra la cabeza, en efecto, es imposible y absurdo poder pensar así. Muchas veces escapo sin querer de la realidad, de los sentimientos racionales cuando estoy frente a la distancia, que dependiendo de sus medidas, influye en menor o mayor grado en mi. Otras tantas veces no basta escuchar que ella está bien y que no me preocupe, que me ama y me extraña, no, no basta.
Bastará el día que me lo susurre al oído después de vivir el desenlace de todo esto; estar juntos, que por ahora es tan imposible como pensar que alguien quiere estar lejos de alguien sólo por no querer estar aún más lejos.
No concibo ahora querer estar sólo lejos por el simple hecho de no querer estar aún más lejos sabiendo que la distancia me taladra la cabeza, en efecto, es imposible y absurdo poder pensar así. Muchas veces escapo sin querer de la realidad, de los sentimientos racionales cuando estoy frente a la distancia, que dependiendo de sus medidas, influye en menor o mayor grado en mi. Otras tantas veces no basta escuchar que ella está bien y que no me preocupe, que me ama y me extraña, no, no basta.
Bastará el día que me lo susurre al oído después de vivir el desenlace de todo esto; estar juntos, que por ahora es tan imposible como pensar que alguien quiere estar lejos de alguien sólo por no querer estar aún más lejos.